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jueves, 24 de enero de 2013

Introducción a la valoración de empresas


Cuando hablamos de valoración de empresas no existe un solo método de valoración de empresas sino que los métodos de valoración siempre tienen que estar relacionados con tres aspectos importantes de la valoración:
1.- Según el ¿porqué? o el ¿para qué? será mejor utilizar uno u otro método de valoración
2.- no es lo mismo hacer una valoración de una empresa que esté consolidada en el mercado,  que de una que este comenzando.
3.- no es lo mismo hacer una valoración de empresas en un entorno de crecimiento empresarial a poder hacer una valoración donde el crecimiento existe o no.
Métodos estáticos, básicamente en lo que se fijan es en lo que a sido la empresa o en lo que es y no consideran lo que la empresa va a ser en un futuro.
Métodos dinámicos o sintéticos, no pretenden demostrar lo que ha sido o lo que es sino, por lo que la empresa será.
Los primeros métodos responden a una frase a que la empresa vale por lo que tiene.
La empresa vale por lo que crea, o por lo que es capaz de hacer.
En cualquiera de los casos se utilizan todos los métodos ya que así como aquellas personas que dedican a la consultoría y menesteres relacionados con la materia en la experiencia que puedan llegar a tener con el transcurso de los trabajos realizados podemos concluir en algo importantísimo que es que el valor de una empresa no existe, el valor de una empresa es un tema subjetivo y como es un valor subjetivo los métodos lo único que pretenden es introducir cierta metodología que objetivise al máximo el cálculo de ese valor subjetivo pero contando con que no existe. Dicho de otro modo, también se compara el concepto de valor con el concepto de precio, ya que con la experiencia se puede decir que el precio también es objetivo, y cuando se realiza una valoración se debe establecer un suelo y un techo para que las partes que tengan que negociar para llegar a un precio no se pierdan y sepan dónde puede estar el mínimo y el máximo del mismo. Por lo tanto hay métodos que son más cercanos a decir cuál es el mínimo y otros que pueden decir cuando es el máximo y cuando se realice una negociación, sea esta; por una fusión, por una adquisición o  por una negociación con una empresa de Venture Capital (Capital de riesgo o capital aventurado) que entre una parte y otra lleguen a definir cuál es el precio de la transacción pero siempre teniendo en cuenta que también el precio va a ser subjetivo, eso hará que cuando hay una negociación de por medio siempre el valor que presente el vendedor siempre superior al que ofrece el comprador.
Tradicionalmente, la valoración de empresas no ha tenido en el ámbito de las finanzas la credibilidad suficiente para reportarle un reconocimiento amplio tanto en el ámbito académico como profesional vinculado al análisis financiero. Al contrario, se ha caracterizado por ser un lugar común de tópicos más o menos fundamentados que han contribuido al escepticismo cuando se ha debatido sobre sus métodos y aplicaciones. A la nunca superada discusión sobre valor y precio hay que añadir la crítica de superficialidad y discrecionalidad que habitualmente se achaca a teóricos y profesionales vinculados al mundo de la valoración de empresas. Con frecuencia, se asocia el ejercicio de valoración a un hecho puntual sin mayor proyección que la de proporcionar una visión, quizás sesgada, del valor de la empresa, obtenido en un marco de gran subjetividad y arbitrariedad en el uso de métodos.
Sin embargo, al mismo tiempo, es necesario constatar algunas paradojas y reflexiones, que son las que están en el origen de este material.
En primer lugar, no deja de ser sorprendente que la valoración de empresas se enfoque a menudo con cierta superficialidad cuando existe un marco teórico muy sólido en el ámbito de las finanzas que le es de directa aplicación. Las aportaciones realizadas desde hace ya algunas décadas por Markowitz, Sharpe, Mogiliani, Miller, Black, Merton, etc., han tenido un gran eco en la gestión de portafolios en la dinámica de los mercados financieros o en las finanzas corporativas en general, pero no han calado en las practicas de valoración de empresas.